Los mosaicos y azulejos en Madrid, guardan muchos hechos históricos, que en las siguientes líneas serán descritas.
La cerámica en Madrid abarca a las obras artesanales y de arte tipo alfarero. El más reconocido exponente de este arte Carlos III en el recinto del Buen Retiro, apareció en el siglo XVII con la creación de la Real Fábrica de Porcelanas del Buen Retiro. Muchos ejemplos de toda la artesanía madrileña de barro se encuentran presente, desde la alfarería y cacharrería hasta aplicaciones de cerámicas en la arquitectura.
También en Madrid, fue relevante la gran industria tinajera de Colmenar de oreja con ocho hornos propios. Otros focos de periodos largos de tradición fueron Alcorcón, Alcalá de Henares y Campo Real. Fundada y creada el año 1914 por Francisco Alcántara, continua en activo a inicios del siglo XXI la Escuela de Cerámica de Madrid ubicada en el recinto del Parque del Oeste.
Por otro lado, la azulejería urbana en Madrid, lo representan el grupo de manifestaciones de decoración y de arquitectura, manifestando un gran abanico en el uso del mosaico y la cerámica en Madrid. Con un carácter de origen en los alfares de los alarifes moriscos de los siglos XV y XVI, propulsada por ciertos arquitectos que se encontraban al servicio de los Austrias que habitaban en Madrid y tras un apocado preámbulo representado en el ámbito urbano en el siglo XVIII, la azulejería en Madrid obtuvo su mayor alcance en el último cuarto del siglo XIX y primer tercio del siglo XX, donde el impulso era la ideología pedagógica de la Institución Libre de Enseñanza y llevada a cabo por algunos ceramistas entre los que podemos mencionar a Daniel Zuloaga, la saga talaverana de los Ruíz de Luna, y maestros que menos eran conocidos como Enrique Guijo, Alfonso Romero Mesa y Francisco Arroyo; junto con algunos arquitectos como Velázquez Bosco, José Espelius o Teodoro Anasagasti.
Como tiene buenas épocas, la cúspide de este proceso artístico fue entre los años 1919 y 1921.